jueves, 22 de marzo de 2012

Padre Rafael: “Aquí la gente al ser más pobre es más solidaria y más rica en valores”

El padre Rafael, natural de Barcelona, llegó a Togo hace 6 años después de haber estado 15 en Costa de Marfil. Se instaló en Kara para trabajar con los estudiantes de la Universidad, unos 12.000. 
El padre Rafael. / Antía
Su trabajo es principalmente pastoral, se dedica a educar y acompañar a los jóvenes para que crezcan. “La obra salesiana de Kara es muy grande. Tenemos escuela profesional con varias ramas:  carpintería, electricidad, albañilería… Luego está la escuela normal de Bachillerato”.

Rafa cuenta que cogen a niños y niñas de la calle “que han sido vendidos para el tráfico de personas. Muchos huyen y se esconden en el mercado. Hay Salesianos que se dedican a merodear por el mercado, preguntando a la gente que tiene información y los acaban encontrando. Se cogen y se les da una familia, un hogar y una educación”.

Las parroquias en Kara están divididias por comunidades. “Cada barrio es una comunidad y el domingo nos juntamos todas en misa”.

En la Universidad de Kara se estudian casi todas las disciplinas: Derecho, Economía, Lenguas, Filosofía, Físicas, etc. y el papel de Rafael es representar a la iglesia católica dentro de la institución.

“Nuestro trabajo pastoral es muy educativo. No dirigimos, acompañamos. Queremos que los jóvenes sean capaces de no equivocarse en la vida. Mi experiencia como educador es muy diferente”. 

Un momento de la entrevista. / Paco León
Rafa ha conseguido redirigir a un montón de jóvenes cuyo futuro no parecía prometedor. “Había una chica que no podía estudiar porque su hermano le ponía la música a todo volumen para que no se pudiera concentrar. Yo le dije que eso es que la querían casar. Al final se las apañó como pudo, estudiando fuera de casa por las noches para poder sacarse sus estudios y poder elegir el camino que quería seguir, no el que le impusiera su familia”. Hay cientos de casos parecidos de familias que no quieren que sus hijas sigan estudiando para que se casen pronto. Rafa las ayuda y les da soluciones pagando a veces sus estudios o el internado. Las muestras de agradecimiento no se hacen esperar. Muchas le llaman años más tarde para informarle de que han conseguido un trabajo y para darle las gracias por todo lo que ha hecho por ellas. “Es motivador saber que hay chicas que han sido vendidas tres veces y ahora están estudiando es nuestra escuela”.

Cuando se le pregunta por la principal diferencia entre Togo y España no duda ni un segundo: “La miseria. Aquí hay mucha pobreza, pero con valores muy fuertes. Hay más disposición para la solidaridad. La gente joven tiene unos valores que en España no hay, precisamente por esa situación de pobreza. Aquí la gente al ser más pobre es más solidaria y más rica en valores. En España la riqueza hace que uno se mire solo a sí mismo”.

La población de Togo tiene muchas experiencias con el sufrimiento y con la muerte. “Casi todo el mundo ha tenido la malaria y otra enfermedades que en Europa no existen”.

Como todo ser humano, siempre hay momentos de debilidad. “A veces tienes ganas de marchar por la impotencia de no poder ayudar. Pero cuando estás tranquilo en tu casa, piensas sosegadamente y te acabas quedando. No eres capaz de irte”.

“Una vez caí enfermo, con un dolor de cabeza horrible, como si me la cortaran. Dije que cuando saliera del hospital regresaría a España, pero al final no fui capaz y me quedé porque sabía que no podía dejar esto”.

Cuando Rafa estuvo en Costa de Marfil vivió cuatro años de guerra. “En el 2002 nos reunieron a todos los misioneros occidentales para dejar la zona. Tuvimos dudas porque queríamos quedarnos y nos planteamos ¿qué es lo peor que nos puede pasar? Cuando aceptas lo peor, el miedo se va y aceptas lo que venga”.

Rafa pensó “pase lo que pase yo me quedo”. De esta manera, el miedo desaparece y puedes trabajar. Aun así hay que ser muy prudente y ser consciente en todo momento del lugar en el que estás”.

El padre Rafael recuerda sus inicios en África. “Al principio el contraste era muy exagerado. Ver la vida de aquí y luego volver a España me desorientaba. Hay que saber cambiar el chip en el momento que toca. Muchos jóvenes vienen en verano de voluntarios y les cuesta, pero luego se adaptan rápidamente”. También hay gente reconocida en España que invierte su tiempo de vacaciones en venir a ayudar. Es el caso de Óscar de Marcos, jugador del Athletic de Bilbao, que suele venir una o dos semanas para jugar al fútbol con los chavales”. Se dan cuenta de que pueden hacer mucho bien con poco esfuerzo e incluso ellos mismos necesitan desconectar del mundo occidental donde apenas se valoran las cosas. “La experiencia es muy positiva tanto para los niños como para la persona que viene a colaborar, luego son más generosos y ven la vida de otra manera”, apostilla Rafael.

No sabe qué le depara el futuro. “No depende de mí quedarme, depende de a dónde me manden, siempre según las necesidades que haya. Mi opción es quedarme en África para siempre”.

Rafa insiste que en Togo la crisis es perpetua, comparada con lo que se vive en España actualmente. “Vale la pena vivir, pero depende de cómo la vivas. Si vives centrado en ti mismo sin abrirte a los demás, no tiene sentido. Cuando eres capaz de dar la vida por ciertas cosas, todo es posible”.

“Como estás siempre con jóvenes envejeces sin darte cuenta. Al final la vida pasa rápido, por eso es mejor vivirla intensamente y darla por los demás siempre que sea posible”, concluye.


3 comentarios:

  1. Uno se sorprende por la dedicación de unos pocos, gran persona el padre Rafael, con unos valores envidiables.
    Y muy buena entrevista :)

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  2. Ojalá existieran en el mundo muchas más personas como el padre Rafael.

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  3. He tenido la gran fortuna, merced al Proyecto Togo de Juniors m.d. de la Archidiócesis de Valencia permanecer allí el pasado mes. Rafa ya nos contó lo que haciais y la verdad, comparto vuestras afirmaciones y la admiración por este gran sacerdote que tanto bien está realizando allí.

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